Pues nada.
Que después de sentir eso, ella se quedó con los ÖjÖs muy abiertos por si, algún día, resulta que veía una espiral celta de esas tan mágicas. Estaba muy intrigada.
Pero el tiempo pasaba y, ella, no hacía más que quedarse sentadita allí, mirando el relÖj y viendo pasar y saludando a todo tipo de personas (algunas estaban como un tren, todo hay que decirlo): personas REALESdelarealeza como otros príncipes y princesas, personas VIRTUALES como las de los cuentos de hadas, personas ALTAS, personas BAJAS, personas GAYS, personas LESBIANAS, personas PEQUEÑAS, personas GRANDES, personas FAMOSAS, personas ANÓNIMAS…personas, al fin y al cabo, PERSÖNAS.
Y, de repente, todo sucedió muy rápido.
Resulta que, la princesa estaba muy quieta y entretenida en un momento místico y trascendental, mirándose la costura de la falda porque se le había rÖtÖ y se le salía un hilÖ.
Vaya toalla.
Se quedó pensando un ratito y se le acercó un inter+Rogante druida, vestido con una capa de fina dÛda templaria. El inter+Rogante se puso frente a ella y le susurró una melodía que era como hojas mecidas por el viento que decía: “Nenita linda, o bien dejas que la falda se te quede desigualada (cosa bastante impropia en una princesa coqueta como ella de sus intimidades), o bien, sólo te queda una opción: tirar del HilÖ para que tu interior y tu exterior luzcan armónicos y equilibrados y nunca se te cierren los ÖjÖs.
Cuando escuchó esa voz, se pegó un susto de muErte. Tanto, que el relÖj, que era algo viejo, de arena bañada por el Mediterráneo, se cayó y se rompió en mil novecientos ochenta y ÖchÖ pedacitos. Se quedó mirándÖlÖ y decidió hacer algo. Tenía que Elegir su destino. El inter-Rogante, con un candil en la mano que parecía una FÜente de lÜz, se desvaneció en un bosque mágico que había tras una bonita REJA, muy, muy suavemente.
¿Y sabéis qué es lo que decidió?. Pues si, claro. Puso su arena en un costal y llevó los pedacitos de cristal del relÖj a un contenedor de vidrio para que alguien los reciclase.
Llevaba puesto el mismo vestido de princesa que le regalaron en su comunión. Tan blanquito que era entonces, estaba ya algo deteriorado. Eso le daba un aspecto algo apagado a su presencia aunque ella, seguía teniendo los mismos ÖjÖs que entonces. Así que se dijo a sí misma: “Chica, ya es hora de que te dejes de pitos y flautas. Aprovecha que es primavera en el Corte Inglés y escucha las gaitas modernas de la mujer liberada de hoy en día”.
Entonces, comenzó a tirar de aquel hilÖ y de repente, se vió en un espejo, medio vestida de hippy, con un pie descalzo (que olía un poco a queso divino de tetilla gallego) y escuchando un CD de Amaral.
Chic@s, había llegado la hora de ir a por la espiral celta para ver si bajo el disfraz de aquella Penélope había el suficiente valor, como para hacer que AmÖr y FEliciDAd, se conociesen al fin, se frecuentasen y, ¿por qué no?, si llegaban a gustarse a lo mejor, se acostaban juntos en una noche de vino y rosas.
Había llegado la hora de la RRRRRRRRRRRRevÖluciÖn y de la liberación sexual de la mujer, que, al fin y al cabo, hoy en día y gracias a la evolución, por fin también es una PERSONA.
MER
Continuará….
Lancelot by MER

viernes, 22 de mayo de 2009
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